Un “atentado contra la libre competencia” es como califica la Asociación de Empresarios de Transportes Discrecionales de Mercancías de Pontevedra (ASETRANSPO) la anunciada implantación de peajes en las autovías del norte de Portugal a partir del próximo 15 de octubre. De esta manera, la asociación, que representa a más de 600 empresarios de la provincia, se une a la reivindicación de solicitar la exención de peaje sobre los vehículos empleados para la actividad empresarial, dado que son más de un millar las empresas con intercambio comercial en la zona. Para ello, su presidente Jesús Rodríguez Vieites, el vicepresidente José Mañas y la secretaria ejecutiva María de la Cruz Álvarez acudieron a la reunión de representantes de las asociaciones empresariales de Pontevedra y el norte de Portugal, que tuvo lugar recientemente en Viana do Castelo, en la cual expresaron, unánimemente, su desacuerdo con la medida impuesta que afecta gravemente al tráfico no sólo de mercancías sino también de los propios trabajadores, sobre todo a aquellas empresas que diariamente realizan la ruta Vigo-Oporto y Oporto-Vigo. Además, la implantación del peaje supondrá una pérdida de competitividad al encarecer el precio del transporte y sitúa a los empresarios españoles en desigualdad de condiciones respecto de las tasas y descuentos. ASETRANSPO considera la medida arbitraria e impuesta de manera aleatoria, creando desigualdad en el propio Estado portugués, pues en principio sólo entrará en vigor en la zona norte posponiéndose su implantación en la zona sur del país a abril de 2011, independientemente de que, según las cifras que se barajan, el coste por kilómetro en el norte supera al del sur.
Tráficos diarios de mercancías y trabajadores
“Por nuestra realidad geográfica transfronteriza, los tráficos a Portugal son casi tan frecuentes como los tráficos internos, pues desde Vigo llegamos antes a Portugal que a cualquier otra provincia gallega”, explica Jesús Rodríguez Vieites, presidente de ASETRANSPO. A mayores, se une el inconveniente de que muchos empleados de estas compañías son de origen portugués, con residencia en territorio luso, sobre todo de aquellas que tienen sus bases en las poblaciones limítrofes (Tui, Porriño, Tomiño, Salvaterra de Miño…), “con lo que la trascendencia de esta nueva medida es mucho mayor de lo que en apariencia suponemos, pues no estamos hablando solamente de tráfico de mercancías sino también de movimiento de personas/trabajadores transfronterizos, estamos hablando de un tema de mayor calado”, asegura Rodríguez Vieites.
Ruta Vigo-Oporto, Oporto-Vigo
Gran parte de las empresas y fábricas/cargadoras instaladas en España tienen instalaciones al otro lado de la frontera “por lo que se da el supuesto de miles de acarreos durante el año”.
Empresas asociadas que se mueven en el entorno del Puerto de Vigo realizan rutas diarias Vigo-Oporto y Oporto-Vigo que rondan, en el caso de algunas compañías concretas, los 2.600 viajes al año. Es bastante habitual encontrarse con frecuencias diarias de 5 y 6 viajes, incluso hay empresas pequeñas con 2 ó 3 vehículos y autopatronos cuyos tráficos, en su totalidad, tienen origen o destino en Portugal porque justo cubren los suministros a esa zona.
La mayor parte de los tráficos al país vecino tienen origen o destino en Oporto. “No podemos olvidar que el Puerto de Vigo es un punto logístico de enorme importancia desde el que se envían o consignan un gran número de mercancías (tráfico de contenedores, pescado, congelados, vehículos, granito, pizarra, industria naval, etc) “, señala el presidente de ASETRANSPO.
Con todo ello, la imposición de este peaje, 4.50 euros ida y 4.50 euros vuelta a Oporto, supondrá un nuevo e importante gasto para todas las empresas del transporte por carretera. “Si hacemos las cuentas y multiplicamos los viajes por el coste del peaje previsto nos encontramos con una nueva partida de gasto que en el mejor de los casos de nuestros socios afectados asciende a 6.000 euros anuales y de ahí para arriba”, subraya Rodríguez Vieites.
Pérdida de competitividad y en desigualdad de condiciones
Los servicios se seguirán prestando como hasta el momento, las empresas tienen la necesidad de mover mercancías a pesar de los impuestos pero, “sin duda, esto incrementará los precios de dichos servicios, pues no hay otra opción que repercutirlo al cliente como un coste anexo al transporte, teniendo en cuenta que no existe alternativa para el tráfico de camiones, esta era la única alternativa a la autopista hasta ahora”.
De esta manera, la medida impuesta por el Gobierno luso supondrá a los empresarios una pérdida de competitividad al encarecer el precio del transporte. “Si ya teníamos problemas con la competencia de algunas empresas portuguesas que incumplen la normativa de cabotaje española, es probable que esta competencia se acreciente todavía más, ya que ellos, aunque también tendrán que “pasar por caja”, tienen la posibilidad de beneficiarse de unos descuentos que ya les ha reconocido el Gobierno portugués y a los que nosotros como españoles, independientemente de que acabemos siendo “clientes vip” por volumen de viajes, jamás vamos a poder tener acceso”, remarca el presidente de ASETRANSPO. “Lo razonable sería que si finalmente hemos de soportar ese peaje se estableciese el mismo sistema de descuento para todos los usuarios transfronterizos, portugueses y españoles, siendo lo más lógico una deducción por volumen de viajes y no por razón de proximidad geográfica a la autovía”, alega Rodríguez Vietes.
En esta línea, desde ASETRANSPO aseguran que el sistema de fijación del coste del peaje es aleatorio ya que toma como base el tamaño del vehículo, “cuando en realidad si se trata de un impuesto de los que denominan ecológicos, basándose en el principio de quien contamina paga, lo que habría que ver es si es más o menos contaminante, y en este aspecto somos un sector que en los últimos años ha realizado un gran esfuerzo por renovar el parque con fuertes inversiones en vehículos cada vez más ecológicos y menos contaminantes”. Cabe concluir que “se trata de un impuesto que se impone con afán recaudatorio; es evidente que en un escenario de crisis como el que estamos viviendo los gobiernos están ávidos de recaudar para cuadrar sus cuentas y esta medida se presenta como una modalidad de recaudación fácil y de realización inmediata. Todo ello ejemplifica que, una vez más, los transportistas nos convertimos en los paganos de los problemas ajenos”, concluye Rodríguez Vieites.