El ministro de Fomento, José Blanco, participó ayer en la reunión informal de ministros de Transportes de la Unión Europea celebrada en la localidad húngara de Gödöllő, que tuvo como único punto del orden del día el proceso de revisión de la Red Transeuropea de Transportes (RTE-T) emprendido por la Comisión Europea.
En el encuentro, al que también asistía el vicepresidente de la Comisión y comisario de Transportes, Siim Kallas, junto a los representantes ministeriales de los 27 estados y de la Comisión de Transportes del Parlamento Europeo, se puso de manifiesto una vez más el interés de España por lograr que el nuevo diseño de la red básica de infraestructuras sirva para progresar aún más en el proceso de integración de la UE.
Durante la reunión, Blanco mostró su satisfacción por la decisión de Hungría de continuar, en el marco de la presidencia UE que ejerce durante este semestre y que forma trío con las de Bélgica y España, con el impulso al diseño de un sistema de transportes moderno y equilibrado como respuesta a las carencias que se pusieron de especial manifiesto durante la crisis de las cenizas volcánicas que paralizó buena parte del tráfico aéreo europeo.
El proceso de revisión actualmente en curso es un punto “prioritario en el programa estratégico del actual Trío de Presidencias”, señaló Blanco, “y con ese motivo la Presidencia española celebró en junio del año pasado en Zaragoza, y junto con la Comisión, un encuentro monográfico”, añadió.
El responsable español de Transportes señaló que el nuevo diseño de la RTE-T no debería basarse únicamente en el análisis de flujos de tráfico y en criterios meramente cuantitativos. “Podría ser difícil”, dijo Blanco, “asegurar el cumplimiento del objetivo de desarrollar una red equilibrada que sirva a una realidad territorial tan diversa como la europea”.
El ministro de Fomento expresó así que España apuesta por introducir en el proceso aspectos como la cohesión territorial y el desarrollo regional, “factores que permitirán tener en cuenta las singularidades de los distintos territorios que conforman la Unión Europea”, precisó.
Corredores con efecto multiplicador
Blanco sugirió, en ese mismo sentido, que el proceso de revisión debería tener en cuenta el potencial de actividad económica y la generación de flujos de transporte que un elemento de la red produciría en su marco territorial, y puso como ejemplo de ese potencial el Corredor Mediterráneo que el Ministerio de Fomento está impulsando, y cuya inclusión en la futura red básica europea es prioritaria para España.
Durante la reunión los representantes de los 27 debatieron también acerca de las fórmulas de financiación de la RTE-T y coincidieron en la necesidad de mantener el esfuerzo que realiza la UE en niveles similares a los actuales dado que, según señalaron varios responsables y entre ellos Blanco, el objetivo de desarrollar una red integrada y su horizonte temporal exceden con mucho las actuales dificultades económicas.
Tal y como señaló Blanco, la estrategia europea 2020 y sus ambiciosos objetivos de incremento de la eficiencia energética y reducción de emisiones “dan cabida al mantenimiento de las infraestructuras como parte de la política de cohesión, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias positivas en la innovación y aspectos medioambientales”.