“Empresa y consultora deben crear un partenariado basado en la ética, la honestidad y la confianza”
Cómo definirían la figura del consultor y cuál sería su papel en una empresa.
Un consultor es un directivo a tiempo parcial porque se integra en la empresa y desarrolla su trabajo en ella. La figura del consultor se fundamenta en dos condiciones esenciales: la confianza mutua, entre empresa y consultor, y los resultados.
Ser consultor o asesor va mucho más allá de hacer simples diagnósticos porque lo que realmente necesita la empresa, sea pequeña o mediana, son soluciones. Por tanto el consultor ha de ser capaz de implantar en la organización aquello que ha recomendado y esto pasa por dos factores: que el consultor tenga una clara capacidad directiva, coordinando y motivando a las personas, y que conozca y tenga experiencia sobre todo aquello que va a hacer y a poner en práctica en la empresa.
El consultor, que ve las cosas a distancia y desde fuera, debe aportar valor añadido y sentido común a la organización y pasar de la auditoría o diagnóstico inicial a la implantación final; es a partir de aquí cuando se empezarán a obtener resultados.
¿Cuánto debe alargarse en el tiempo un proceso de consultoría?
Toda empresa que quiera progresar y desarrollarse necesita constantemente procesos de consultoría y asesoramiento, y debe pensar en la consultoría al igual que lo hace con otro tipo de servicios que contrata permanentemente, como los de una asesoría jurídica, un gabinete de abogados, etc. La actividad diaria de una empresa genera invariablemente circunstancias en distintos ámbitos sobre las que es imprescindible consultar a un experto, y es aquí dónde aparece la figura del asesor que debe cumplir las funciones de analizar primero y resolver después. El consultor piensa en aquellos aspectos a los que una empresa no puede dedicarse por falta de tiempo. Por tanto, los servicios o procesos de consultoría deben formar parte de la cultura de la empresa porque son componentes de mejora y de valor añadido para la organización.
Las pymes españolas, ¿qué nivel de interés tienen sobre la necesidad de estar bien asesoradas?
En contra de lo que se pueda pensar, a lo largo de los últimos años las pequeñas y medianas empresas españolas han entendido claramente que, al igual que las grandes empresas, también requieren servicios de consultoría. Y cada vez más las pymes demandan asesoramiento en diversos ámbitos relacionados con su actividad.
En España, el sector de la consultoría ha venido creciendo anualmente entre un 10% y un 15% de media. Y por lo que respecta a las distintas áreas de consultoría, las que más han crecido son las referidas al outsourcing o subcontratación de actividades y también están muy al alza las de operaciones y logística. Por el contrario, la que menos crece es la de estrategia.
Este escenario es prácticamente idéntico al de otros países europeos; la única diferencia es que el nivel de contratación de consultoría está aproximadamente un punto por encima del nivel que hay en España. Aunque esta diferencia se va reduciendo gracias al interés de las pymes por mejorar, avanzar y crecer.
¿Este aumento del nivel de contratación de consultoría puede verse ralentizado por las circunstancias actuales de crisis?
En tiempos de crisis la consultoría es igual o incluso más necesaria, sobre todo si el asesoramiento que se requiere está enfocado a aspectos como la reestructuración de la empresa, el replanteamiento del negocio, o las mejoras en procesos y operaciones.
Hay empresas que, para reducir gastos paralizan la contratación de servicios de consultoría cuando aparece la crisis. Esto acaba siendo un error porque la consultoría no es un gasto, sino una inversión. Además, cuando la crisis ha pasado, la empresa se da cuenta de que ha perdido un tiempo precioso, que no ha evolucionado y que se ha quedado atrás respecto a sus competidores.
¿Qué beneficios puede dar a una empresa un proceso de consultoría?
Los procesos de consultoría generan tres beneficios importantes.
En primer lugar, un proceso de consultoría permite a una empresa adecuar permanentemente su sistema organizativo a las diversas y crecientes necesidades de sus clientes. Lo más habitual es que las empresas crezcan año tras año, algunas muy significativamente. Si paralelamente no se producen mejoras internas en distintas áreas de la organización, pueden empezar a surgir problemas como excesos de stocks, retrasos en las entregas a los clientes, descenso de la calidad de los productos, fallos en el aprovisionamiento, declive del nivel tecnológico, etc. La consultoría evita la aparición de estos problemas.
En segundo lugar, la consultoría puede solucionar problemas de costes, es decir, llegar a reducirlos gracias a la implantación de mejoras que optimizan los procesos en una empresa, sean éstos financieros, productivos o logísticos. La optimización siempre es posible en alguno de estos procesos.
Y en tercer lugar, un proceso continuo de consultoría permite ir reenfocando el negocio. Una empresa no puede tener siempre los mismos productos y los mismos clientes porque acabará desapareciendo. La globalización y el elevado nivel de competitividad existente en el mercado obligan al empresario a innovar constantemente, a rediseñar sus productos y crear de nuevos, a mejorar su marketing, a encontrar nuevos clientes… Esto puede conseguirse con un buen asesoramiento.
¿Y cuál es la base para obtener estos beneficios?
La base y la esencia son sin duda las personas. Que las empresas tengan en su organización a personas formadas, motivadas y comprometidas ya no es importante o necesario sino que es imprescindible para el funcionamiento y el progreso de la empresa.
El nivel de una empresa viene dado por el nivel de formación y de motivación de las personas que la integran. Si no hay un buen equipo humano no se podrá obtener ninguno de los beneficios que he citado anteriormente. Y de la misma forma que evoluciona la tecnología en una empresa debe hacerlo también todo su personal, desde la esfera directiva a la productiva. En mejorar la gestión y la formación de los recursos humanos es otra área en la que una consultora puede ayudar.
¿Qué recomendaría a las empresas que toman la decisión de contratar los servicios de una consultoría?
Que si quiere obtener productividad de un consultor lo trate como si fuera una persona de la empresa para que se sienta integrado y para que el resto de las personas de la organización colaboren con él.
El consultor, además de estar formado y tener una serie de conocimientos como profesional de la consultoría, también debe estar motivado y sentirse comprometido con la empresa a la cual va a asesorar. Empresa y consultora deben crear un partenariado basado en la ética, la honestidad y la confianza; sólo así se conseguirán los resultados buscados.
La rentabilidad de invertir en un proyecto de consultoría
Tobalina Consulting ha llevado a cabo recientemente un proceso de consultoría en una empresa del sector alimentario, cuyos resultados pueden considerarse muy satisfactorios.
La empresa en cuestión había experimentado un notable incremento en la facturación pero sin haber adecuado su equipo humano a ese crecimiento. Tobalina Consulting empezó por realizar una auditoría de organización, de la que salió un organigrama. Posteriormente, de entre el equipo humano de la organización, se seleccionó a las personas que tenían el perfil más adecuado para cada uno de los puestos que se habían fijado en el organigrama. También se llevó a cabo un plan de coatching personal para cada uno de ellos y se les formó en una serie de técnicas de mejoras de las operaciones en el área productiva.
Por otro lado, se llegó a la conclusión de que la empresa requería implementar un ERP, a través del cual los trabajadores de la empresa pudiesen controlar la planificación y mejorar sustancialmente una serie de parámetros como las mermas, el tiempo de producción, las entregas a clientes y el tiempo de preparación de pedidos, entre otros.
El proyecto de consultoría logística duró dos años y medio, aunque todavía se continúa trabajando en la mejora de procesos. El resultado final ha sido pasar de tener una planta ingobernable (con demoras de dos o más días en las entregas a clientes, sin fiabilidad en los procesos, con un total desconocimiento de los stocks y de las mermas y sin un conocimiento de la producción real y horaria), a tener una empresa que ha incrementado su productividad, expresada en kilos por persona y año, en un 23%; las mermas han descendido un 72%; las entregas sobre el día previsto tienen un fallo de sólo un 1,7%; y se ha reducido en 15 días el nivel de stock de la compañía que ahora cuadra.
Sin duda que se ha conseguido un ahorro económico sustancial, pero lo más importante es que ahora la empresa tiene una fiabilidad de funcionamiento, y si se produjeran nuevos crecimientos, la organización y el sistema de trabajo está en condiciones de asumirlos.
Fotografías: Juanjo Martínez (www.fotografiajuanjomartinez.com)