
El pasado martes 14 de septiembre, el Propeller Club de Barcelona tuvo como invitado a Josep Maria Fortuny, subdirector general de Ordenación e Inspección de la Direcció General de Transports Terrestres del Departament de Política Territorial i Obres Públiques de la Generalitat de Catalunya.
Josep Maria Fortuny analizó en profundidad el estado y situación actual del sector del transporte terrestre, además de referirse a cómo se están haciendo las cosas tanto por parte de la Administración como por parte de las empresas del sector. Según Fortuny, las empresas están pasando unos momentos duros, no únicamente por la crisis económica, sino por nuevas normativas y regulaciones que agravan su futuro.
El subdirector general de Ordenación e Inspección empezó señalando la relevancia que el sector del transporte terrestre de mercancías tiene para la economía del país, entre otras cosas porque genera puestos de trabajo.
Pero en 2009, el sector sufrió un descenso de su actividad de entre el 15% y el 20%, a lo que hubo que sumar un incremento de costes (sobre todo por la subida del precio del carburante) del orden del 12%. A pesar del descenso de la facturación, el sector se vio abocado a bajar precios.
Aunque a lo largo de 2010 las circunstancias han mejorado y se ha empezado a ver cierta recuperación, Fortuny matizó que “la demanda interna no acaba de recuperarse y permanece ciertamente bastante parada”.
A continuación, Josep Maria Fortuny analizó los principales asuntos que preocupan a las empresas de transporte terrestre de mercancías y que no permiten pensar en poder afrontar con garantías el futuro más inmediato, como son:
- Conseguir la rentabilidad de las empresas
- Cómo trasladar al mercado el incremento de costes que soportan los transportistas
- La estructura empresarial de un sector muy atomizado
- La financiación y el accesos a los créditos
- La fiscalidad aplicada al sector (pago por uso de infraestructuras –Euroviñeta)
- La excesiva intervención y regulación en el sector por parte de la Administración
- La complejidad de las normativas y el aumento de las sanciones
- Las limitaciones a la circulación, que son resultado de un afán regulador e incrementan las penalizaciones en el transporte
- La seguridad en las vías terrestres, tanto de personas como de mercancías
- Y, la crisis, que ha generado un aumento importante de la morosidad y de la inseguridad jurídica en las empresas de transporte.
Fortuny también repasó la otra cara de la moneda, es decir, las políticas desplegadas por la Unión Europea, a la que, esencialmente, preocupa:
- Un futuro sostenible y la reducción de las emisiones contaminantes
- La eliminación de barreras administrativas y la apertura del sector del transporte terrestre a la liberalización
- La no existencia de tarifas
- La implementación de tecnologías de la información en el sector, consiguiendo lo que se denomina “transporte inteligente”
- El incremento de la comodalidad y la construcción de nuevas infraestructuras vinculadas éstas al transporte ferroviario y al short sea shipping
- Y la financiación privada de las infraestructuras
Para Fortuny, la política comunitaria en materia de transporte ha evolucionado sustancialmente y lo que antes eran Directivas, ahora son Reglamentos de aplicación directa en todo el territorio de la Unión, circunstancia que no da margen de maniobra a los Estados miembros.
En España, y por ende en Catalunya, a los Reglamentos comunitarios que afectan al transporte terrestre, hay que sumar un conjunto de regulaciones “colaterales” que agravan la ya de por si apurada situación del sector, como lo son:
- La reforma del mercado laboral
- La figura del trabajador autónomo dependiente (TRADE)
- El nuevo contrato de transporte terrestre
- La normativa fiscal de los trabajadores autónomos que tributan por módulos, y cuyo futuro está siendo cuestionado por la Unión Europea
- La apertura de expedientes sancionadores y recientes sentencias de la Comisión Nacional de la Competencia a empresas y entidades del sector

Fortuny señaló que, en muchas ocasiones, la Administración y las empresas no van por el mismo camino, lo cual genera un ambiente de confusión e incertidumbre. Para el subdirector general, es imprescindible que la Administración y las empresas delimiten unas estrategias de futuro en ámbitos tan complejos como el medioambiental, el fiscal o el social, pero que todos ellos atañen al sector del transporte terrestre de mercancías.