El sector español y europeo del asfalto, representado por la Asociación europea del pavimento y del asfalto (EAPA) y la Asociación Española de fabricantes de mezclas asfálticas (ASEFMA), hacen público un manifiesto conjunto en el que destacan tres ejes de actuación en materia de carreteras para cumplir con la nueva estrategia «verde» de la Comisión Europea que tiene por objetivo reducir hasta un 55% las emisiones en 2030.
El transporte es responsable de más del 30% de las emisiones de CO2 que se producen dentro de la Unión Europea (UE), de las cuales el 72% procede del transporte por carretera. En las estrategias diseñadas para alcanzar los compromisos europeos de reducir las emisiones del transporte un 60% por debajo de los niveles de 1990 para 2050 no se ha considerado, sin embargo, una herramienta fundamental: la conservación de carreteras.
El manifiesto a favor de la neutralidad climática y la preservación del medio ambiente de Europa justifica el valor de la industria del asfalto como agente y voz autorizada en las estrategias contra el cambio climático y presenta retos, desafíos y propuestas de acción en materia de descarbonización del transporte por carretera, construcción y conservación sostenibles e investigación y desarrollo.
La superficie del pavimento de la carretera influye directamente en el consumo de combustible o electricidad de los vehículos a través de la resistencia a la rodadura entre la carretera y los neumáticos de los vehículos que por ella circulan. En este sentido, una conservación adecuada que sustituya las superficies del pavimento en malas condiciones o de bajo rendimiento por superficies en buenas condiciones reduciría el uso de combustible y las emisiones de CO2 hasta un 6% así como la contaminación acústica.
En materia de construcción y conservación, el mayor porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del ciclo de vida de las carreteras es producido por los vehículos que la utilizan. Ello significa que en una carretera de alta intensidad de tráfico y para un período de 30 años, las emisiones producidas durante las etapas de construcción y conservación representan entre el 1 y el 2% del total.
Por todo lo anterior, es fundamental establecer un enfoque común entre autoridades de carreteras e incluir consideraciones sobre las emisiones de CO2 de los vehículos en las políticas de contratación pública y en las estrategias de conservación de carreteras y lucha contra el cambio climático.
Estado de conservación del pavimento y emisiones de vehículos
En el marco de la Cumbre del Clima de Madrid COP25, celebrado el 11 de diciembre, se hicieron púbicas las conclusiones del estudio “Análisis de la relación entre el estado de conservación del pavimento, el consumo de combustible y las emisiones de los vehículos”, realizado por la Asociación Española de la Carretera (AEC) en colaboración con la Plataforma “Ponle Freno”, del Grupo de Comunicación Atresmedia, y Mercedes Benz.
“Repavimentar la mitad de la red de carreteras de nuestro país permitiría ahorrar 1.600.000 toneladas de CO2 al año”, concluye el reciente estudio de la AEC que relaciona el estado de conservación del pavimento con las emisiones producidas por los vehículos. Esta cifra equivale a las emisiones que produce “todo el tráfico de la ciudad de Madrid durante 8 meses“.
A partir de pruebas reales, es estudio muestra la diferencia de emisiones de un vehículo ligero y otro pesado circulando por una carretera en mal estado y, posteriormente, transitando por la misma vía tras ser repavimentada. Los ensayos, llevados a cabo en un tramo de 46 kilómetros de longitud, confirman que, en el caso del vehículo ligero, las emisiones de CO2 disminuyen una media del 3,5% al circular por un asfalto bien conservado, llegando al 4% de reducción para el vehículo pesado. Si el pavimento presenta un deterioro estructural importante (grietas en las rodadas, baches, deformaciones, agrietamiento grueso, desintegraciones graves…), los vehículos ligeros llegan a emitir hasta un 9% más de CO2 (un 6% los pesados). Si el deterioro es superficial (agrietamiento fino, desintegraciones ligeras, descarnaduras, exudaciones…), las emisiones se incrementan un 5% y un 4% para cada tipo de vehículo.
La Asociación Española de la Carretera, en su última auditoría del estado de conservación de las infraestructuras viarias del país (2018), estimaba que unos 53.500 kilómetros de carreteras en España (el 53% del total) presentan deterioros estructurales y superficiales importantes en el pavimento. Acometer la repavimentación de estas vías durante los próximos 10 años (lo que exigiría una inversión de 330 millones de euros anuales) reduciría las emisiones de CO2 un 6%, el equivalente a lo que absorberían 120 estadios de fútbol llenos de pinos durante una década.
El estudio de la AEC “Análisis de la relación entre el estado de conservación del pavimento, el consumo de combustible y las emisiones de los vehículos” cifra en cerca de 600 millones los litros que cada año se consumen de más como consecuencia del deterioro del asfalto. “Circular por una carretera en mal estado también compromete la seguridad, incrementa el desgaste de los neumáticos (3% los ligeros, y 2% los pesados) y puede provocar otros daños en el vehículo”, afirma la Asociación Española de la Carretera. “Hacemos un llamamiento a la necesidad y la urgencia de actuar en la mejora de la red viaria. De lo contrario, los objetivos climáticos a los que se ha comprometido el Gobierno, que pasan por reducir las emisiones del transporte un 32% hasta 2030, serán papel mojado”.