En el mes de febrero de 2023, las exportaciones catalanas de mercancías aumentaron un 16,1% con respecto a la cifra del mismo mes del año anterior, alcanzando los 8.581,5 millones de euros. Esto supone un sostenido crecimiento con una tasa de variación anual superior a la del conjunto de exportaciones españolas (9,7%). El peso de Cataluña respecto del volumen total de exportaciones españolas (32.830,2 millones de euros) fue del 26,1%. El sector químico, primera rúbrica industrial en términos de comercio exterior, sigue siendo el de mayor peso relativo de las exportaciones catalanas (29,7% de total), sector automóvil (18,5%), bienes de equipo (15,3% del total) y alimentación, bebidas y tabaco (13,4%).
Las importaciones catalanas en febrero de 2023 ascendieron a 9.514,2 millones de euros, con un aumento de 8,4% con respecto a la cifra del mismo mes del año anterior, 5,1 puntos superior al de las importaciones españolas, cuya tasa de variación fue del 3,3%. Cataluña representó el 27% del total de las importaciones españolas (35.295 millones de euros).
El saldo comercial de Cataluña registró en febrero de 2023 un déficit de -932,7 millones de euros inferior al del mismo mes de 2022 (-1.390,7 millones de euros con datos provisionales), en gran medida a causa de la balanza energética. La tasa de cobertura se situó en el 90,2%, con una mejora del nivel de cobertura de 6 puntos porcentuales más que en febrero de 2022 (84,2%, datos provisionales).
Por lo que se refiere a los datos acumulados en el período enero-febrero de 2023, las exportaciones de Cataluña crecieron un 19,3% respecto del mismo período en 2022 hasta alcanzar 16.355,5 millones de euros, (25,7% del total de las exportaciones españolas). Por su parte, las importaciones acumuladas de Cataluña supusieron 18.756,7 millones de euros (26,7% del total de España), con un aumento de 12,6% respecto del mismo período del año anterior, superior al de las importaciones de toda España (4,3%).
El análisis de estos datos exige ponerlos en el contexto de los problemas asociados a la persistente inflación de precios energéticos y de materias primas y de la discontinuidad en cadenas de suministro de ciertos bienes intermedios, además de la reconfiguración de flujos comerciales asociados al conflicto armado en Ucrania, al bloqueo comercial de Argelia a productos españoles y a la incipiente fragmentación del comercio global.