A finales de enero las navieras Hapag-Lloyd y Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) hacían público que había suscrito un memorándum de entendimiento no vinculante con la finalidad de combinar sus negocios de transporte marítimo de contenedores. En principio, sería CSAV quien se integraría como accionista en Hapag-Lloyd, con una participación del 30% con lo cual la firma germana absorbería a la chilena, que se convertiría con ello en el mayor accionista de Hapag-Lloyd.
De producirse esta transacción, la nueva compañía pasaría a ser el cuarto mayor operador mundial de transporte marítimo de contenedores, con una capacidad
de transporte combinado de cerca de 1 millón de TEUs, volúmenes de carga transportados de casi 7.5 millones de TEUs anuales y ventas combinadas cercanas a los 12.000 millones de dólares anuales.